En Colombia hay más de 23 millones de mujeres de las cuales el 53% son cabeza de familia. Por ese motivo hemos llevado a cabo este proyecto curatorial liderado por madres solteras como un acto de firmeza.
Queremos enunciar el fenómeno del ‘madresolterismo’ como un problema estructural de inequidad de género. En cada historia se evidencia la desigualdad en las responsabilidades compartidas, la injusticia del mundo laboral, la tramitología en procesos judiciales de familia, el maltrato, las injusticias, los señalamientos, los prejuicios.
Cada mujer encarna una advocación mariana, porque al igual que la Virgen, hay una ausencia, alguien que físicamente no está. A pesar de esto, estas madres también son incondicionales para sus hijos y encarnan su propia versión de lo que significa ser ‘Bendecida’ hoy en día.
Aunque la palabra “Bendecida” ha sido una forma de autodenominación de muchas madres solteras, en diferentes contextos esta denominación ha adquirido matices muy particulares, en especial por el bullying social o la burla a la que ha sido sometida la imagen de la madre soltera (acto perpetuado especialmente por hombres).
Hoy queremos reivindicar lo que realmente significa esa palabra.
#Bendecida









¿Produciría el mismo efecto una obra de arte representada por otra subcultura con estéticas tan particulares y ademanes tan marcados? Mi propuesta sin duda corresponde a un estereotipo que hemos construido culturalmente, pero más allá de esto, alude a una confrontación conceptual de cultura, de moda, de lo popular, de diversidad, que son debatidos especialmente en las redes sociales, plataformas de vital importancia en la construcción de identidades. A raíz de estas diferencias (que no son nuevas), la Academia desde una mirada postmoderna se ha encargado de redefinir aquellos conceptos, no obstante, se evidencia una marcada brecha en esas mismas plataformas virtuales donde se emprenden movimientos pasionales promovidos por el señalamiento, la discriminación y reafirmación de lo no aceptado, lo poco conveniente, lo que “no tiene cultura” y no es digno de ser admirado.
Ñero, cholo, turro, parcero, pivete, flaite; formas culturales latinoamericanas resultado de fenómenos sociales segregacionistas, de desmembraciones y apropiaciones de otras subculturas, desvalorizada por la 'hegemonía de lo cool' que impide reconocer en aquellas variaciones algo verdaderamente relevante; un grupo de jóvenes organizados, contraculturales y enérgicos que producen rituales y de manera voluntaria transforman el argot, la pinta, y toda esa forma de ser urbana, creativa, efervescente e ingenua. Mientras ello ocurre, la exotización, la burla, o maneras infortunadas como el rechazo, serán los mecanismos más cercanos para conocer y apropiarse de sus códigos, contenidos y formas tan opulentas.
Nota realizada por Vice
Nota realizada por PlayGround






Libertad de Vientres, 2016.
Hablamos sobre la Libertad de Vientres con 40 mujeres en el comedor de varios hogares, con las vecinas, tías, madres, hijas, abuelas; en salones de clases, con profesoras, estudiantes y amigas. Todas abriendo sus libros de vida, exponiendo sus posiciones éticas y morales alrededor de sus propios conceptos de libertad, la Libertad de vientres. Estos fueron sus ejes:
Despenalización del aborto inducido
Autonomía para una maternidad subrogada (alquiler
de vientre)
Aceptación de realidades corporales
Resistencia a los cánones estéticos
Libre elección entre parto natural o cesárea
Determinación para ser madre o no como proyecto de vida
Reconocimientos de los derechos de la mujer
Derecho a la identidad y dignidad de personas transgénero
Autonomía para la crianza de sus hijos
Y más allá de las discusiones contemporáneas sobre este concepto, la verdad es que la Ley de Libertad de Vientres pretendió mantener la paz de una joven república. Las leyes promulgadas en 1814 prohibieron el tráfico de esclavos, estipulando además la libertad nominal a todos los afrodescendientes nacidos de una mujer en cautiverio. Posteriormente, se ofreció la libertad a muchos esclavos a cambio de la colaboración con la causa de Bolívar por un lado, y del ejército español por el otro, convirtiendo la cuestión de esclavitud en una consigna política con la que se buscó ganar adeptos que se vincularan como benefactores del prójimo. No obstante, este fenómeno correspondió a un surgimiento de promesas inalcanzables por una conciliación inviable entre los abolicionistas y propietarios.
Un tema sin duda complejo para una época, y que hoy en día confiamos se encuentra superado. Finalizamos entonces con el interrogante en la mesa de cuáles serían los temas que refinarán los derechos humanos en 200 años más de historia. La Libertad de Vientres sirve como punto de partida en la búsqueda incesante del respeto hacia nuestros derechos. Y es por eso que en la habitación de José Palacios, esclavo liberto de Simón Bolivar se reúnen 40 vientres femeninos cuyo centro es el ombligo, cicatriz innegable de conexión maternal de los seres humanos y que se han conectado energéticamente en un circuito de luz.


















Estas son algunas imágenes de series fotográficas exhibidas en otros proyectos de
mi portafolio Bēhance. De esta manera, intento simplificar al máximo la esencia de mi práctica
fotográfica; trabajando a la merced de la cultura popular urbana, de las abyecciones, del erotismo, procurando poner en debate los discursos clacistas y doble-moralistas que circundan la cultura


De la serie Chapinero bajo, 2012.



Sin título, 2011. Fotografía análoga


De la serie Realidades Fálicas, 2015. Marcela decide qué comer y cómo verse. Ha tomado el poder sobre su cuerpo para salirse del canon corporal. Representa en sí misma un falo, juega basketball con sus amigas, come verduras, ama a su novia y es feliz.

De la serie Realidades Fálicas, 2015. Diana dice: “No me considero un falo por tener el poder, yo los uso para satisfacerme” Con amor y ternura ella domina, dirige y lleva “las riendas” en la relación.

Fotografía para obras de teatro.
